Esta complementación es de mayor importancia en aquellos sistemas productivos cuando se implanta por primera vez un cultivo de servicio en un lote con un importante banco de semillas de malezas o cuando se implantan especies de crecimiento inicial lento, como es el caso de Vicia spp.
En la agricultura, el cultivo principal suele ser el enfoque central de los productores. Sin embargo, hay otra práctica que se ha vuelto cada vez más popular en los últimos años: el cultivo de servicio. Estos cultivos son una herramienta importante en la agricultura sostenible, ya que ayudan a mantener la salud del suelo, reducir la erosión y aumentar la biodiversidad.
Sin embargo, para poder alcanzar con éxito estos beneficios, es muy importante el manejo que se le dé a este cultivo, considerando que los mejores resultados se presentan cuando se lo maneja como un cultivo más en la rotación. Esto incluye una correcta elección de la especie, calidad de siembra, nutrición y protección contra malezas, plagas y enfermedades, entre otros.
Beneficios de los cultivos de servicio
Si bien se promueve principalmente como una práctica de conservación del suelo, los cultivos de servicios pueden proporcionar una amplia gama de beneficios, como la cubierta del suelo, supresión de malezas, secuestro de C en el suelo, aprovisionamiento y secuestro de N, aumento del potencial de colonización de hongos micorríticos, y el apoyo a los rendimientos de los cultivos principales.
Otros beneficios pueden estar relacionados con rasgos funcionales de las plantas, como la producción de aleloquímicos específicos, la capacidad de fijar el N atmosférico o la capacidad de atraer insectos benéficos. Todas estas virtudes que aporta el aumento de la diversidad de la comunidad vegetal resultan en una mayor variedad de beneficios ecológicos, y cuando estos beneficios se acumulan en la sociedad se conocen como "servicios ecosistémicos" (Murrell).
Manejo de los cultivos de servicio
El manejo de los cultivos de servicio incluye la selección de las especies adecuadas para la región y los objetivos de la producción, la siembra y su manejo durante su crecimiento, y la integración de estos en los sistemas de producción agrícola existentes.
Algunas prácticas de manejo para tener en cuenta son:
Selección de especies: Es importante seleccionar especies que se adapten a las condiciones climáticas y del suelo de la región y que cumplan con los objetivos de producción. Algunas especies comunes incluyen leguminosas como vicia, y gramíneas como la avena y el centeno.
Siembra: La siembra debe realizarse en el momento adecuado para que el cultivo tenga suficiente tiempo para crecer y desarrollarse antes de ser incorporado en el suelo. La densidad de siembra debe ajustarse según el cultivo y las condiciones del suelo.
Nutrición y protección del cultivo: Durante el crecimiento del cultivo de servicio, se deben tomar medidas para asegurar su éxito, como la fertilización, el control de malezas y la prevención de plagas y enfermedades.
Finalización del ciclo del cultivo: Al finalizar el ciclo del cultivo de servicio, es clave para el éxito de esta práctica, determinar el momento y la forma en que se le pondrá fin al ciclo de ese cultivo con el objetivo de acumular reservas de agua para el cultivo siguiente. Se puede dar fin al ciclo del cultivo de servicio con el uso de herbicidas no selectivos para el mismo o de manera mecánica, rolando o incorporándolo al suelo. A su vez, el momento óptimo de dar fin al ciclo del cultivo de servicio es cuando aumenta exponencialmente su tasa de consumo de agua.
El manejo adecuado de los cultivos de servicio puede mejorar la salud del suelo, reducir los costos de producción y aumentar la sostenibilidad del sistema agrícola.